A pie y cansado, y molido como estaba a costa de tantas esperanzas rotas, no tenía intención alguna de defenderse y mucho menos de ofender. Enamorado sin causa, habitaba medio confundido en el centro de un abismo de burlas, y todo su interés residía en una sola y simple idea: volver a pasear por el parque para ver reír a la piedra.
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