domingo, 2 de octubre de 2011

ÉL Y SU RELOJ

Lo sabía y ocurrió. Sabía que alguien, algún día, se abalanzaría sobre él y su reloj de cincuenta mil euros, y ocurrió que a las tres de la tarde de hoy un tal Carlos Nuñez, sin antecedentes penales, se abalanzó sobre él y su reloj. El turbio flujo y reflujo de la tristeza y la soledad no hacía mella en él. Su conciencia, últimamente, apenas si le castigaba lo justo para llorar.

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