Entreverado con una mezcla extraña de locura y lucidez, e inmerso de normal en un mar de continuos arrepentimientos, las leyes de la justicia conmutativa y distributiva le traían al pairo. Mató a cuchillo a aquél que después fue enterrado de oficio por cansinos funcionarios municipales, y en acabando de matarlo comenzó a olvidarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario