martes, 4 de octubre de 2011

UN CHARCO DE FELICIDAD

Al igual que hay quien es capaz de extraer filosofía de un vulgar navajazo en el bajo vientre, los hay que son capaces de encontrar la dicha, su propia dicha, tras un prolongado período de ondulada y abrupta hartura. Huyen de la melancolía y de baraúnda de desbarajustes que les persigue y, a puntito de hacer desembocar sus ojos en el mar de los insomnios, se diluyen en medio de un charco de felicidad.

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