domingo, 13 de enero de 2013

PUDRIDERO

Creyó ver en sus ojos el centro mismo del pudridero, y no se equivocó. Adivinó el néctar criminal que se ocultaba tras su incuestionable belleza, y acertó de pleno. Presintió desde un principio que aquel hermoso tallo de planta carnívora ocultaba una flor alimentada de espumarajos e infamias minerales, presumiblemente regada con sudor ácido mezcla de orín y lágrimas, y todo se confirmó. Como recompensa a su sacrificio imaginó que le serían ofrecidos rencorosos coágulos de desdén a modo de frutos, y la confirmación del acierto no se hizo esperar.

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