martes, 22 de enero de 2013

UN LENTO NAUFRAGAR

Rara vez notaba en su cara aquel viento que, a decir de los serranos, derribaba el carbón y endurecía la sal. Lo habitual tenía más que ver con un lento naufragar en las miasmas del vino que le hacía voltear los ojos hasta abandonarse en un mugrón de concupiscencias codiciosas henchidas de vértigo. Del viento, ni rastro.

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