domingo, 6 de enero de 2013

UN GUIÑAPO

Las abruptas costas de la resaca hacían de él un guiñapo, un alienígena varado en la arena, un mal subproducto de otra galaxia quizás, algo o alguien víctima de un conjuro que se veía imposibilitado de desarrollar con fluidez los más elementales ejercicios de psicomotricidad. Las caries del tiempo, que nunca perdonaron, se vengaban así de tanto desprecio y de tanto discurso vanidoso.

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