Como siempre, la acumulación de obsesiones y la belleza del
atardecer terminaban por conmoverle. Hoy, en plena conmoción, pensaba en el día
menos pensado, el día en el que se mudaría al más allá, al más acá, o a donde
quiera que pudiera encontrar el rugir de una bestia dispuesta a abandonar su
encierro.
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