jueves, 14 de abril de 2016

VENTRÍCULOS


Con un ventrículo vacío y el otro ninguneado, su corazón latía al ritmo que le marcaban los sueños. Pero además de esa arritmia bucólica y de su monogamia extrema, destacaba de entre todas sus rarezas el don de no sentir nada. También tenía sus vicios de modo que, entre nada y nada, que es como decir entre sueño y sueño, era capaz de dar su camisa por un buen trago de ron añejo.

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