lunes, 16 de mayo de 2016

ATMÓSFERA


Bajo los efectos de cincuenta vatios de luz cutre y macilenta hay que decir que, dependiendo de para quién y cómo, la atmósfera, esa capa gaseosa que rodea al bombillo, puede llegar a resultar irrespirable. En aquellos estratos cercanos al techo algunos gases nobles, pongamos que la tristeza y la vacuidad, resultan especialmente atraídos por la gravedad del cuerpo en cuestión sobre todo si, como era el caso, la atmósfera de aquel cuerpo resulta profunda y sugerente. Según la autopsia, la presión que llegó a soportar aquella cabeza el día de autos resultaba equivalente a noventa atmósferas terrestres, que es como si su cabeza –y aun su corazón- volviera de vacío después de disfrutar un largo paseo por Venus.

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