viernes, 13 de mayo de 2016

PARÁBOLAS


A las antenas parabólicas apenas si llegan ya parábolas, y las que llegan lo hacen en unas condiciones lamentables. La última que llegó estaba húmeda, chorreando penalidades por todos lados, dolorida como por el efecto de mil agujas y con la cara tiznada porque dizque la perseguía un humo negro que atravesaba la nube. Su cara representaba una sección cónica de una excentricidad mayúscula y tenia la fea costumbre de vocearse a sí misma desde la otra punta de su propia vida, que es como decir desde en un lugar de otro mundo. Sólo se tranquilizó cuando el ámbar diplomático se adentró en su gaznate, y al fin pudo contarme esto que les cuento.

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