Siempre puso en duda la existencia de requisitos previos para la
salvación, de modo que la derrota en el combate y su posterior condena no le
extrañaron en absoluto. A pesar de que no quedan huellas de los pormenores
físicos de aquel encuentro con el diablo, aún recuerda con claridad toda la
ternura que halló en esos labios. En su opinión, bastaría para llenar una vida
entera.
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