sábado, 7 de mayo de 2016

FORMAS


Si bien sus formas hacían pensar en el amor y en numerosos pecados la mayoría de ellos originales, ocurría que su mirada recordaba inexorablemente a la muerte, y en esto ya no había originalidad ninguna. Su vida transcurrió compartimentada en minuciosas subdivisiones siempre idénticas, todas ellas eternas, y todo su afán consistía, más o menos como Sherezade, en salvar su pellejo una noche detrás de otra. Murió un veintiuno de septiembre, en plena coincidencia equinoccial del sol con el ecuador del cielo.

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