Afuera es probable que existiera un mar agitado y que algún
paseante curioso atisbara las escasas nubes que deambulaban por los
alrededores. En el interior de aquella sala, sin embargo, un mentiroso
entusiasta afirmaba que todo fue sin querer, y que nadie sabía a ciencia cierta
quién fue el primero que se adelantó e inicio el silencio, el primer silencio,
ese silencio que creció y que más tarde se adueñaría de todo el universo
conocido. Afuera el cielo estaba en calma mientras la sala se llenaba de
incertidumbre e insomnio.
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