Todo se pierde. Sólo el olvido permanece a mi lado, intacto a través de la niebla. Hoy encontré los límites de mi voz perdida. Al norte los muros y las piedras en las que tropezar. Al sur la hojarasca. Al este los ojos sin respuesta y al oeste el alma gris, donde llueve sobre mojado. El resto, puro teatro: espigas y espumas de campos secos que se pierden, irresolubles, en la casi totalidad del mediodía.
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