Era tal su obsesión por los sueños que, aquella mujer, en aquella
ocasión, tuvo la sensación de dar y recibir en el mismo instante el primero y
el último beso de su vida. Aun a pesar de que perseveró en el silencio y de que
aquél secreto permaneció por siempre inviolado en lo más profundo corazón, lo
cierto es que nunca lo olvidó. Para entretenerse, solía vagabundear sin rumbo
fijo por los extrarradios de sentimientos confusos y problemáticos, pero nunca
lo olvidó.
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