lunes, 5 de enero de 2015

PESADUMBRE


En sus ojos llevan tres días hundiéndose las estrellas, los destinos y los hados, pero no hay dolor. Haciendo suyas las notas características del corcho, los pliegues de su  alma se adormecen y flotan en una especie de anestesia vital permanente, muy del agrado de su tía Encarna, la del pueblo. En la cocina, al calor del fuego, observa y observa los fogones de tres lumbres que convirtieron su postrero amor en una suerte de asado de tira imposible. Pero sigue sin sufrir. A lo más, destila la pesadumbre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario