viernes, 30 de enero de 2015

SEDIENTO


No es que estuviera sediento era, simplemente, que no se podía creer la suerte que tenía. Lo cierto es que, así como al paso, la inagotable sed de su corazón estaba construyendo otra realidad, una muy distinta de la original que poco a poco estaba reemplazando a la anterior.  Había dejado atrás los medicamentos , los horóscopos y las dietas, y se estaba comiendo la vida por las patas. Sabía que la diferencia entre un abismo y una distancia prudencial es sólo cuestión de perspectiva. Comprendía el riesgo. Lo aceptaba. Pero no quería despertar.

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