jueves, 8 de enero de 2015

EX TREÑIMIENTO EX PRESIVO

- ¿Estás ahí?
- No sé muy bien sí estoy. Creo que sí porque por momentos parezco constipado y eso debe señal inequívoca de que estoy. Y tu? Veo que has sobrevivido a las fiestas, y eso habla mucho y bien de tu fortaleza de espíritu.
- Yo también estoy aquí, más o menos como estamos casi todos: sin muchas ganas de estar donde estamos. He sobrevivido a las fiestas porque la alternativa que tenía, morirme, era mucho más engorrosa y menos eficiente que la aguantar el tirón, que es lo que al final he hecho. Me gustaría estar en Addis Abeba, pero entonces no sabrías cómo comunicar conmigo.
- Sí, pasarían los días y no sabría nada de ti. Claro que siempre podríamos comunicarnos por correo.
- Sí. Correo. No sé si sería capaz de leer los correos pero, de haber una forma de comunicarse conmigo, supongo que sería esa. Claro que, a lo mejor, la dinámica social en el cuerno de África me empujaría a abrir una cuenta en facebook. O peor aún: a lo mejor me caígo del caballo y tengo una revelación con el whatsapp, que para estas cosas de la distancia dicen que es muy útil.
- Ese día, el de la caída del caballo y el descubrimiento del whatsapp, no sé si será un buen día. Dios no lo quiera pero, probablemente, el día que tengas esa revelación ya no tendrás la cabeza en su sitio y pretenderás ducharte con wifi y utilizar el teléfono a modo de alcachofa.
- Te noto raro. Dices cosas ex trañas
- Lo normal es que diga cosas ex trañas, aunque lo que más me gusta es decir cosas in trañas, pero eso no siempre es posible. A veces no me salen.
- Eso se llama ex treñimiento ex presivo
- Todo lo relativo a las entrañas, además de entrañable, es complejo, de modo que no me extrañaría un pelo que mi dolencia tenga ese nombre tan raro.
- Fíjate tú que “entrañable” y “complejo” no me casan nada bien
- ¿Acaso tus entrañas son sencillas?
- No, no lo son, pero tampoco son entrañables por muy entrañas que sean. No sé si nos estamos metiendo en un bucle. Conociéndonos, no me extrañaría nada.
- Yo también pasé una época oscura en la que no mantenía con mis entrañas una relación entrañable. Son cosas que, bucles aparte y aunque no nos conozcamos, le puede pasar a cualquiera. Verás cómo todo pasa. Que no te extrañe: llegarán días en los que, de lo puro agustito que estarás, ni sabrás ni querrás salir de tus entrañas. Claro que tampoco sabrás salir de los bucles, que es lo que me ahora me pasa a mí.
- Yo es que no soy de mucho salir. Salgo muy poco. Salgo a hacer la compra y salgo a la oficina principalmente, de modo que cuando tengo ocasión de no salir, no salgo. Ni de mis entrañas, ni de los bucles, ni de mi asombro.
- Pues podíamos quedar un día para salir juntos al menos de un asombro, el tuyo, que desde ya hago mío.

- No sé si sabré…

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