jueves, 27 de agosto de 2015

CREER EN LA RISA


Dejó de creer en la risa el mismo día en que dejó de ver pulpos en los estanques, las gaviotas dejaron de comer peces delante de sus narices, y las estrellas ocuparon su sitio entre las matemáticas. Con todo y eso, en aquel último amanecer aún se pudo percibir en sus ojos la timidez de un Sol apenas si naciente, y se desayunó con un gran racimo de nadas que le supo a gloria.

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