domingo, 30 de agosto de 2015

EL HOMBRE DE SU VIDA


Todo hombre tiene un componente importante de ficción, y este hombre, el hombre del que les vamos a hablar hoy, aún a pesar de tener sus buenos huesos y su buena porción de carnes, no era una excepción en lo que a invención se refiere. Para empezar hay que decir que este hombre tenía nombre. También hay que decir que este hombre estaba en un hotel que también tenía nombre. Así pues, tenemos un hombre, dos nombres y un hotel. Pues bien, este hombre cogió su identidad a cuestas y se subió a la azotea del hotel con la sana intención de fumarse un cigarrillo y tirarse al vacío. Ahora bien, si tenemos en cuenta que es el lugar el que crea al individuo, no les debiera extrañar el hecho de que, en ese mismo instante y en esa misma azotea, una tal Mariana, que se disponía a apagar su cigarrillo y volver a sus labores en la cocina, viera aparecer en esas alturas al que tenía toda la pinta de ser el hombre de su vida.

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