Su
primer acto incestuoso tuvo lugar con un signo, y no fue sino más tarde que
acontecieron encuentros transgresores con significados y significantes de todo
tipo y condición. Debe saberse también que las blasfemias salvajes y las
hecatombes de deseos de las que fue protagonista, tuvieron lugar en manicomios
construidos en pleno corazón del basalto y la madera. Un solo secreto más
podemos desvelar: acurrucada bajo su lengua, vía sublingual, habitaba la
nitroglicerina.
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