domingo, 19 de febrero de 2012

CRÓNICAS DEL TIEMPO

Las genéricas y longevas crónicas del tiempo hablan de él como de la quintaesencia del polvo, ya que en polvo quedó convertido según las estrictas reglas del arte y la improvisación. Antes de eso, los domingos de invierno se arrebozaba entre las sábanas permaneciendo silencioso e inmóvil durante buena parte del día. Sus ojos, negros como sus propósitos, semejaban la noche. Envuelto en un bucle de hiel y amargura, ni quiso ni supo salir de él.

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