miércoles, 22 de febrero de 2012

EL HOMBRE DE LA SOMBRA MENGUANTE

El hombre de la sombra menguante tuvo un capricho incompleto. Miro los cielos y observó cómo un pájaro de luz ajada, en busca de posibles paraísos, batía sus alas produciendo un extraño son de aire sordo. Abajo, en la misma boca de la alcantarilla, la nausea del patán se adueñaba del aire mientras su alma, a solas, hacía trampa a los recuerdos. Camino del próximo yerro, el hombre de la sombra menguante presintió la hondura de la noche y el latir de las estrellas, allá en lo alto.

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