sábado, 23 de febrero de 2013

INGRÁVIDO

Ingrávido de muerte, y ya con ciento dos años de mala vida a sus espaldas, tuvo el cuajo de preguntar a la parca por las razones de su visita. Ésta, mientras rumiaba un castigo a su insolencia, adujo como causa de su presencia motivos meramente protocolarios. El resultado fue que el olor a carne podrida le acompañó mucho tiempo después de que la carne le abandonara.

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