Pensaba en sus personajes, en cientos de vidas inexistentes encapsuladas en un puñado de palabras comprimidas, mientras su mirada se desvanecía flotando en dirección a un cielo que parecía no entender nada. Él se sentía lunar, e instantes después de un silencio electrónico, cuando las negruras comenzaron a acechar, se dio cuenta que ya era tarde. Otra historia estaba en curso.
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