lunes, 18 de enero de 2016

IDENTIDAD


Cuando estuvo en juego la identidad de cada animal, de cada planta,  –el ser de la piedra nunca se puso en cuestión-, se produjo una implosión de toda la materia existente que resituó a cada quien en su sitio original. El orden natural de las cosas volvió a la raíz y se tornó líquido, magnánimo. Bien es ciertos que ciertos asuntos continuaron por sus fueros: el misterio del amor siguió navegando remolinos, los úteros incandescentes y hambrientos prorrogaron la búsqueda del ansiado equilibrio,…pero la esencia primera de todo lo viviente mudó, y eso ya no tiene arreglo.

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