domingo, 14 de febrero de 2010

LAGUNAS

Callo mientras se abalanzan sobre mí oleadas de reproches que provienen de un gorro rojo y unos labios del mismo color, todo sobre fondo negro. Y ocurre que haciendo exhibición desvergonzada de los fracasos y los espejismos, se me acalambra la boca de tanto silencio. Es en ese instante cuando emerge una baba majestuosa que a modo de congoja extraña y poderosa termina por apropiarse de mí. Y pienso en mis lagunas. Pienso que algunas lagunas nunca terminan de rellenarse, sobre todo aquellas lagunas que se muerden la cola. Pienso que en mis lagunas se produce una extraña confluencia de preguntas y respuestas, de defectos y de carencias, de olvidos y de fallos que se depositan unos sobre otros con dulzura y naturalidad sin que ni unos ni otros logren encontrar su pareja para el gran baile del sinsentido. Por momentos, desaparezco en medio de mis lagunas.

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