martes, 23 de febrero de 2010

PREGUNTA

Con gozo, con tranquilidad, dejándome empapar más o menos como el prado recibe la lluvia, fue así creo recordar como recibí aquel aguacero de besos. Con risas, también lo recibí con risas, porque besos y risas habitaban huérfanos de fronteras que los separara. Claro que no tengo certeza alguna de que aquello fuera real. A lo mejor todo fue un sueño del cual tuve que despertar, pero no quise escapar. Recuerdo también que, exhausto de algo parecido a la felicidad, floté, porque lo lúgubre también flota. Pregunta: una vez que se llega al límite ¿por qué no avanzar un poquito más?

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