martes, 27 de marzo de 2012

AL LÍMITE DEL ESTIRAMIENTO

A medio camino entre el filósofo y el mentecato, y falto como estaba de repostería en sus alforjas, sustentaba su vivir estirando con buena administración las pocas vituallas que le llegaban, de la misma forma que el zapatero estira con sus dientes los cueros haciéndole llegar hasta donde necesita. Este vivir al límite del estiramiento le procuraba espléndidos momentos tanto de lucidez como de locura que, como podrán entender, nunca estuvo en condiciones de apreciar.

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