domingo, 4 de marzo de 2012

UNA NUEVA SED

Dormía el mirlo su sueño blanco, al abrigo de todas las miradas, cuando el silbido amaderado de un cuco traspasó las hierbas invisibles y trajo al bosque una nueva sed, recuerdo vago de viejas abstinencias. Para asombro mudo de todas las estrellas que vinieron después, la razón del mundo se hizo evidente.

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