miércoles, 18 de septiembre de 2013

LA AGRURA DE LOS TOMATES

La acidez de la saliva formaba en su pecho un reguero de grumos rojos salpicados de granos. Esa es la verdad. A mayor abundamiento, la agrura de los tomates, de los que daba cuenta en cantidades poco recomendables, creaba en su boca una aureola roja de toda rojez, resultado de todo lo cual aparecía ante el mundo como un ser de avinagrada epidermis, a contrapelo por completo con la dulzura y el embeleso que rezumaba en su interior. Ni que decir tiene que estas paradojas, ya desde pequeño, le procuraron cierta inquietud y le dieron que pensar.

2 comentarios:

  1. K es eso de poner los dientes largos a las niñas describiendo el freson con el k dormirá la pareja de Tomatito? Jeje
    k si, k ya me callo.

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  2. Querida Kelisidian: es un gusto saber de ti. Te mando un abrazo grande y, por favor, no se ocurra callarte. Lo dicho: bsssssss.

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