martes, 24 de septiembre de 2013

SOLTAR LASTRE


Recogida sobre sí, aquella rocosa amalgama de huesos y carne sería la viva imagen del puro caos si fuera posible predicar del caos la infinita tristeza que denotaban sus ojos. Así y todo –no me digan cómo- sobrevivió. Sueño a sueño fue acumulando ganas hasta que, una tarde de siesta larga, encontró refugio en una jaula forjada con mimbres de luz. Y empezó a soltar lastre.  

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