domingo, 1 de septiembre de 2013

PREDESTINADO


Desconociendo como desconocía la teoría agustiniana de la predeterminación, se sentía sin embargo predestinado a pecar contando historias imposibles. Se trataba, bien es cierto,  de pequeñas infracciones morales, de pequeñas mentiras, de las que tardaba poco o nada en arrepentirse. Empero, era tal la envergadura del deseo que le animaba a perseverar en el camino de la mentirijilla y el error que, en su caso, el remordimiento no era otra cosa que el preludio de un pecado aún mayor.

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