viernes, 8 de mayo de 2015

CUANTIMÁS

Cuantimás la miraba, más luz veía en sus ojos. Ella lo achacaba a que de niña, un poquito por juego y un poquito por hambre, se comió una vela. Él la cree a pies juntillas y la informa que, por su parte, esos berrinches que tiene de vez en cuando y algo de ese mirar avieso y emboscado se deben a que, ya desde niño, un lobo anidaba en sus adentros. Juntos, tumbados panza arriba en un parque cercano a la Moncloa, hablan, se conocen, y escrutan el cielo.

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