Un doloroso y profundo desasosiego había comenzado a gestarse en
la parte baja de su vientre. Este procesó, que comenzó siendo nada, terminó por
afectar a todo su metabolismo. Su rostro, por ejemplo, adoptó una expresión
huraña, y su mirada se hizo tan afilada y penetrante que casi parecía la mirada
de un felino. Felizmente, todo terminó el día que fue acariciada y un dulce
escalofrío recorrió su espalda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario