martes, 12 de mayo de 2015

TULIPÁN

A medio camino entre la sensibilidad y la nada, salpicados por pinceladas de un verde terroso y extraño, el rojo inglés de los tulipanes reflejaba de forma cabal la luz, toda la luz que se esconde en el interior de las cosas. Con la mirada fija en el manojo de tulipanes, el artista entornó los ojos con tesón hasta lograr hacer abstracción de las formas. Fue de esa forma como se hizo patente la esencia de un idealizado tulipán primigenio que, aun a pesar de su pureza –o quizás por eso-, compartía con su creador los mismos pecados y los mismos errores.

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