jueves, 28 de mayo de 2015

EL ABRAZO


Quería protegerla, preservarla del miedo, y no se le ocurrió otra forma que abrazarla. Y eso hizo: abrazarla con ganas, sin reservas. Para cuando quiso abrir los ojos habían transcurrido cuarenta y siete años, los dos estaban muertos, y una nube de humo muy negro se había adueñado de la pantalla del ordenador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario