Le
dije al dependiente que necesitaba unas alas nuevas capaces de batir nubes
hasta convertirlas en espuma. Me enseñó varios modelos –el del éxodo voraz, el
de las alas que acunan lágrimas- hasta que finalmente me mostró el modelo
náufrago. En la etiqueta del producto, escrito en muy buen alemán, los
fabricantes de este artilugio maravilloso aseguran a sus clientes que con ellas
se asciende sin problemas tras la evidencia de cualquier abismo, dejando en los
alrededores del usuario el aroma de un buen recuerdo. No sé por qué pensé en el
sabor de la miel en la vertical de tu boca. Ya están en casa. A lo más tardar,
el sábado me las pruebo.
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