miércoles, 24 de junio de 2015

AUNQUE LA RAMA CRUJA


Un gran político, intelectual orgánico y orador de esos de los de toda la vida, que tenía la virtud de embobar a los simples y de aburrir a los que no lo son, hacía brillar su verbo con el centelleo propio de las olas al reventar, así lloviera que tronara, sin que el paso de los años hiciera mella en esa su gran pasión. Y allí estaba el día de autos, disertando a la señora portera hacía no menos de quince minutos a propósito de las bondades del partido gobernante, cuando pasó lo que pasó. Y es que ya lo dijo un poeta con motivo de otro trágico accidente: el ave canta aunque la rama cruja.

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