Ya reflexioné. Embelesado e indolente, me esmero para ahuyentar de mí las bandadas de hastío y las dudosas estrellas de luz muerta. En eso persevero hasta que, azogado, dilato las pupilas y me invade un abismo de espuma unánime y diversa. Memoria de piedra soy, en permanente huida hacia dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario