miércoles, 25 de mayo de 2011

PARÁBOLA DEL BUEN VENDEDOR

Creía en lo que vendía, porque era un buen vendedor, y lo que no terminaba de creer es que llevara diez días sin mover los intestinos. Claro que no vendía excrementos. Por ahora. Mientras pudiera seguiría vendiendo seguros, encendiendo con devoción velas por los muertos y manteniendo su fe en los misterios, no-como-otros-a-los-que-prefiere-no-señalar-y-que-parecen-saberlo-todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario