Una fragmentada multitud de seres que decían amar se dirigieron a él en demanda de deseo. El interpelado, poco conocido por sus contribuciones a la psicología del amor y con excasa experiencia en debates erotomaníaticos, declinó cualquier comentario. Con un súbito golpe de alas, como un torbellino, abandonó la estancia dejando en el corazón de las masas obreras y campesinas una sensación de derrumbe y estremecimiento extremos.
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