Escalo de nube en nube, vale decir que de sueño en sueño, hasta llegar al reino de las frías enanas marrones. Allí busco y busco hasta encontrar, por fín, una taberna de amargura destilada, una bachata merengosa y grasienta, y un son de mambo en el que pican los pollos y los gallos pelean. También encuentro amor sin quien, lo cual no deja de tener cierto aire de milagroso.
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