domingo, 28 de agosto de 2011

EN SU SUCIA MOLLERA

Tanto se conocía, que le costaba amarse. Todas las mañanas, incluidas las soleadas mañanas de sábado, pensaba que ese pensamiento era tan estúpido que resultaba absolutamente imposible ser tan estúpido como ella pensaba que era. Aún así, lo pensaba. También pensaba que no le gustaría que todo el mundo supiera que pertenecía a alguien. En general, no le gustaría que llegara a saberse la verdad sobre lo que acontecía en su sucia mollera.

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