Dotado de una psique sencilla, tan fácil de comprender que parecía el mecanismo de un chupete, llevaba una vida sexual difícil basada en los estrictos principios del onanismo-mironismo pensamiento fetichista. Mareado las más de las veces, vivía como en un bajón permanente de azucar, y escribía como poseído en un estado a medio camino entre la alucinación y el coma. El resultado, más que prosa poética, podríamos denominarlo verso prosódico.
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