miércoles, 9 de noviembre de 2011

SAL EN SU CORAZÓN

Cuando no clavaba los ojos en el cielo los clavaba en la tierra, o en otros ojos, o en el primer culo que pasara calle arriba camino de la estación. Y se reían. Pero eso fue antes. Desde aquello nunca fue el mismo. No volvió el aire aquél que antaño les dio su arrullo. De hecho, nunca más le vieron reír. Echó sal en su corazón para amojamar el músculo, y se dispuso a esperar la llegada de la nada.

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