martes, 15 de noviembre de 2011

LIMBOS DE LUNA

Dejad que duerman los dioses solitarios su borrachera de poder, hasta que, después de yacer, amanezcan desvelados y confundidos en medio de un lupanar de hierbas, ortigas y cardos borriqueros. Para entonces ya se habrán hecho hombres y buscarán, como yo, la sal oculta y originaria, y su deseo será anónimo, como lo era el mío, y tropezarán y caerán sin querer, como yo caí, en la sombra de unos labios semejantes a limbos de luna.

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