viernes, 25 de noviembre de 2011

TROCITO DE OLVIDO CRISTALIZADO

Agónico como el hielo, llegó a sus brazos desde un trocito de olvido cristalizado en materia. Allí, no sin enojo, un coro de desiertos le abrió sus brazos. Y allí quedó. Y allí se dejó mecer en el vaivén de los trabajos y los días hasta quedar convertido en huésped de sus propios sueños. Y fue allí también donde vio el agua llorada secarse sobre su propio pecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario