No
sería la primera vez que el dogma se viera necesitado de un signo, y en un
sexto de segundo comprendió que sería necesario volver a caminar sobre las
aguas. Luego se dio cuenta que tenía carmín en la bragueta y que, con la
borrachera que llevaba, iba a ser muy difícil construir montañas de fe. Así las
cosas, lo mejor sería que otro asumiera la tarea: él estaba muy ocupado
intentando encontrar la cerradura de la puerta y tenía demasiada prisa por
hacerse viejo.
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